EL EFECTO DE LA NATURALEZA EN NUESTRO BIENESTAR
En varias ocasiones, he comentado los beneficios que tiene para mi caminar o hacer alguna actividad al aire libre, sobre todo si es por algún camino con árboles o rodeada de naturaleza. Respirando, sintiendo y estando presente, con cada paso, justo en ese preciso momento y en ese preciso lugar. Me ayuda a liberarme de tensiones y del estrés acumulado, recuperar la claridad mental, la inspiración y la creatividad. Es como si respirar profundamente y conectar con la naturaleza, me devolviese a ese precioso estado de armonía y paz, en el deberíamos estar siempre.
Y… ¿Qué poder tiene la naturaleza para provocar ese efecto?
Hace poco finalicé una especialización en neurociencia y educación y, como no podría ser de otra manera, la neurociencia tiene algunas de las respuestas a esta gran pregunta.
Algunos estudios, como el de Faber-Taylor y kuo, 2011, muestran cómo un paseo de tan solo 20 minutos diarios en contacto con la naturaleza, mejora la concentración y las habilidades cognitivas. La explicación es, que en un entorno natural hay muchos menos estímulos distractores y el sistema de atención ejecutiva puede relajarse y descansar. Lo contrario al desgaste que sufre, en entornos urbanos con múltiples estímulos.
Además, la actividad física moderada, como puede ser caminar, oxigena el cerebro, reduce los niveles de estrés, y provoca un aumento en los niveles de algunos neurotransmisores, que preparan al cerebro para responder más rápido y mejor a los retos y cambios que se presentan, mejorando los procesos de autocontrol, atención y del estado de alerta en general.
De hecho en las escuelas, ya se apuesta por la incorporación de espacios y entornos naturales, que favorecen una diversidad de experiencias de aprendizaje y contribuyen al desarrollo físico, cognitivo y emocional. Resumiendo los beneficios, se ha comprobado que:
- Aumenta los niveles de creatividad y resolución de problemas.
- Mejora las habilidades cognitivas y el rendimiento académico.
- Mejora el autocontrol y la autodisciplina.
- Aumenta la actividad física, reduce el estrés y mejora los hábitos nutricionales.
- Mejora la cooperación, la colaboración y relaciones sociales.
Ahora que ya sabemos el por qué, no tenemos excusa para no buscar un parque cercano o una calle con árboles y vegetación, respirar, caminar o correr y liberar nuestra mente, para, además de todos esos beneficios, recuperar la tranquilidad y la armonía que nos merecemos.
Incluso en nuestra propia casa, podemos crear espacios más naturales y neutros, que nos aporten esa relajación que necesitamos después de un largo día o para amanecer una mañana, con la mayor calma posible. Sentarnos en nuestro rincón favorito, respirar y recuperar todo nuestro bienestar.
La cuestión es no quedarnos en ese estado de bloqueo o estrés, que nos paraliza, reduce nuestra creatividad, acaba con nuestra inspiración y no nos permite disfrutar plenamente de todo lo bueno de nuestra vida.
¿Y tú? ¿A qué esperas?
Recuerda… LA VIDA ES HOY.
By Marta Pintado