A veces vamos tan rápido por la vida, que sólo nos paramos a pensar en ella en fechas señaladas como Año Nuevo, el día de nuestro cumpleaños o después del verano. Y es entonces, cuando hacemos un medio balance y nos proponemos nuevas metas y nuevos retos para los próximos meses, como si una nueva oportunidad para mejorar hubiese llegado en ese, y sólo en ese momento.
Entonces, muy contentos, empezamos nuestro supuesto “nuevo camino” de la misma manera que caminábamos por el anterior. Seguimos haciendo lo mismo cada día, con las mismas rutinas, acumulando el mismo estrés, aguantando lo que no nos gusta y además intentando conseguir nuestro nuevo reto, como ir al gimnasio cada día, ir a clases de francés y por qué no, retomar las clases de baile que dejé abandonadas cuando era adolescente. Hasta que poco a poco sobrecargados de actividad, vamos dejando por el camino nuestros nuevos retos, sin pensarlo demasiado y siempre con alguna excusa cargada de razón. Volviendo a vivir como el resto de los años anteriores, esperando a que llegue esa nueva fecha con esa, y sólo esa, nueva oportunidad para que nuestra vida mejore.
Y digo yo, por qué no mejor, en lugar de hacer un medio balance, hacemos el balance entero. En lugar de añadir más actividades, cambiamos las que hacemos por otras nuevas. Y en lugar de caminar de la misma manera, por qué no cambiamos el ritmo. A veces sólo es cuestión de observarnos a nosotros mismos en cada paso, para darnos cuenta de que algo no va bien y cambiarlo a tiempo. A veces sólo es cuestión de querer ver las señales que nuestro cuerpo nos envía. A veces sólo es cuestión de estar un poco atentos a nosotros y a lo que nos rodea.
Por si no sabes a que señales me refiero, aquí te dejo 5 síntomas que te indicarán que necesitas un cambio:
1. Tu actividad social disminuye considerablemente. Cuándo cada vez más días, lo único que te apetece es quedarte en casa en lugar de reunirte con tus amig@s. Cuando cualquier excusa como «es que hace frío», es buena para no salir ni ir al cine porque «total, algo pondrán en la tele, yo mejor me quedo aquí». La falta de ganas de salir y relacionarte con el resto del mundo, es uno de los síntomas clave de que algo no va bien en tu día a día.
2. No te has reído en todo un día. La sonrisa verdadera es uno de los mejores indicadores de cómo estás tú. Y es uno de los mayores detonantes de felicidad. ¿Has sonreído hoy?
3. La queja continua. Ya lo he dicho muchas veces, la queja es una de las señales del subconsciente que te avisan de que algo no va bien. Es un síntoma de malestar y de desacuerdo con la situación que vives ¡Revisa tus quejas!
4. Catarros o malestar frecuentes. Cuando sufrimos continuamente estados de nerviosismo o estrés, nuestro sistema inmunológico se resiente considerablemente. Además de ir al médico, revisa tu estado emocional.
5. Cambios de humor o irritabilidad. Si cosas que antes no te molestaban, ahora no las soportas. Si te enfadas con facilidad por cosas que no deberías o si la mayoría de las propuestas te parecen mal. Es una señal clara de que dentro de ti algo no va bien ¡Pregúntate por qué!
Cuando observes alguna de estas señales en ti, puedes hacer dos cosas: seguir adelante sin pensar en ello hasta que no puedas más o pararte a reflexionar, cambiar lo que no te gusta y vivir alegre y en armonía cada día de tu vida. Tú decides cómo quieres vivir, cada día es una nueva oportunidad. ¡Aprovéchala!
¿A qué esperas?
Recuerda… LA VIDA ES HOY
By Marta Pintado