DECISIONES INTUITIVAS VS DECISIONES REFLEXIVAS
El otro día leí una frase que decía que, cuando te encuentras en una bifurcación de caminos y tienes que tomar una decisión, hay que hacerlo rápido porque si no la mente se bloquea, ya que tu cerebro intenta mostrarte todas las posibilidades de ambas opciones. Y yo pensé «¿bueno y por qué no reflexionar sobre todas las posibilidades de ambas opciones?». Así que, aprovechando que conozco a la autora de esa frase, le pregunté.
Su respuesta me encantó, me dijo que cuando nos encontramos con dos opciones a elegir, el simple hecho de pararnos a reflexionar por cuál elegimos, es síntoma de miedo, de que no estamos seguros de lo que tenemos que hacer o de que podemos hacerlo. Por eso nos paramos, por inseguridad o por miedo.
Y tiene toda la razón del mundo, si lo pensamos, cuando nosotros estamos seguros y confiamos en nuestras capacidades, no dudamos ni un segundo a la hora de elegir por dónde continuar. Por lo tanto, qué oportunidad tan buena nos da esa situación en la que nos paramos porque no sabemos qué hacer. Nos muestra nuestros miedos o falta de confianza en nosotros, sobre algo o alguien. Nos muestra, que hay algo que tenemos que aprender o mejorar para seguir avanzando, ya sea en nuestra vida laboral o personal.
Cuando no sabemos qué elegir o por dónde seguir, sobre lo que deberíamos reflexionar, es sobre por qué nos paramos. Cúal es el miedo que nos surge en ese momento o en qué o por qué nos falta confianza. No se trata tanto de pensar en cuál es la elección correcta o no, si no de solucionar lo que nos pasa, aprender y aumentar nuestra confianza en nosotros mismos.
Cuando no nos paramos a pensar por dónde continuar, también realizamos una elección, elegimos desde la intuición casi sin darnos cuenta y todo fluye. Sin embargo, cuando nos paramos a reflexionar para poder elegir, es porque nuestra intuición no ha aparecido, nos hemos bloqueado y la elección no fluye. Y si hay algún bloqueo es por algo, algo en que pensar y resolver. En este momento, es en el que tenemos que procurar, que realmente reflexionemos nosotros y no nuestros miedos. Es importante estar atentos en ese momento, pensar por qué nos hemos parado y observar lo qué nos está ocurriendo, para tomar decisiones desde la confianza.
Es, en ese punto del camino, en el que mucha gente se queda estancado el resto de su vida, por no atreverse o no saber gestionar sus miedos e inseguridades. Así que, se quedan ahí y el único camino que recorren una y otra vez es el de vuelta, el que ya conocen, el camino seguro. A la vez, que van diciéndose aquella horrible frase de «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer», para convencerse así mismos de que era la mejor opción.
¿Y cuál es la mejor opción? Pues no lo sé. Yo de momento elijo conocer, comprender y atravesar mis miedos cuando me paren; aumentar la confianza en mi y mis capacidades; seguir aprendiendo lo que tenga que aprender y seguir caminando hacia delante por los senderos de la vida. ¿Por cuáles? Da igual, seguro que en todos los caminos hay algo bonito que vivir y algo bueno que aprender… ¡Confía en ti!
Por cierto, la autora de esa frase es mi amiga Nieves Mesón y está en su nuevo libro “La sombra del pecado tiene luz”, de la editorial Divalentis. Un libro lleno de historias reales que no te dejarán indiferente.
¿Y tu? ¿Observas tus miedos cuando te paran? ¿A qué esperas?
Recuerda LA VIDA ES HOY
By Marta Pintado