EL SENTIDO DEL CAMBIO
Ayer, cuando volvía a casa, en el autobús, se sentaron en frente mío una madre y su hijo. Llevaban dos bolsas, con varios libros de una famosa librería. Entonces, el hijo le dijo a su madre, que tenía que hablar con su profesor de física, porque no entendía el problema del autobús, en el que, si una persona salta dentro del autobús, cae en el mismo sitio. La madre le contestó que se lo preguntase a su profesor, que ella suponía que sería por las fuerzas o algo así.
En ese momento, recordé que era la misma pregunta, que me había salido a mi, en el examen de selectividad de física, hace más de 20 años. Y pensé «¡vaya!, aún siguen preguntando el problema del autobús, con el tiempo que ha pasado». Apunto estuve de explicárselo yo, pero «creo que es mejor que se lo explique su profesor».
Durante el resto del camino, seguí pensando en que hoy en día, respaldados por la corriente de la innovación, nos empeñamos en cambiarlo todo, sin llegar a reflexionar detenidamente, si realmente es bueno ese cambio o no lo es. Así que, quien llega, cambia algo, sea lo que sea, si acierta bien y si no, ya llegará otro después que lo volverá a cambiar.
Yo, como en el caso de que sigan planteando en física el problema del autobús, pienso que hay cosas, que, si están bien, no hace falta cambiar. Que evidentemente, hay que innovar y evolucionar, porque el que se queda parado se queda en el pasado, pero es que hay cosas del pasado, que, si están bien, no hace falta cambiar o, simplemente, con mejorarlas un poco quedan perfectas.
Es, como la moda de los Open Space o espacios abiertos, que surgió como la idea revolucionaria en diseño de espacios de trabajo, para fomentar el trabajo colaborativo, la comunicación, el compañerismo, etc. Y en este empeño por innovar, todos tirando tabiques, abriendo espacios y aglutinando personas, en pro de… ¿De qué? ¿Qué beneficios reales tienen estos espacios?
Personalmente, yo solo encuentro el beneficio de que la empresa ahorra en espacio de oficina. Como no hay muros, caben más personas. Otro beneficio… no encuentro. De hecho, ya están apareciendo numerosos estudios, en los que muestran, que la productividad real, de las personas que trabajan en espacios abiertos, está bajando. Lugares donde se pierde la intimidad y la concentración, con los ruidos y las interrupciones de los compañeros, dejan de ser efectivos para pasar a ser improductivos.
Sí funcionan mejor, las salas para los descansos, en las que se facilita la comunicación y la interrelación entre las personas de los diferentes departamentos. O salas para desconectar, relajarse y así, volver a las tareas como nueva/o. Y sobre todo funciona, que cuando llegues a tu sitio, puedas tener la concentración e intimidad necesaria, para, por ejemplo, hablar por teléfono con un cliente importante, de temas que no tienen por qué enterarse el resto y que necesitan de una atención plena sin distracciones.
Cada persona necesita condiciones distintas para trabajar bien, a veces, por el tipo de trabajo que realiza y otras veces, por sus características o preferencias personales. Conocerlas y darles respuesta, es lo que marcará la diferencia. Proporcionar las condiciones adecuadas, para que las personas puedan desarrollar sus tareas y sus habilidades de manera óptima, debe de ser una de las prioridades del líder, si quiere obtener los mejores resultados de su equipo.
Otra de esas prioridades, en consecuencia, es reflexionar sobre cómo van a afectar realmente los cambios que se pretenden hacer, tanto a las personas como a los resultados, sin dejar influirnos por gurús, modas y el último grito en diseño de espacios laborales.
Cambio, evolución e innovación SÍ, pero… ¡Con sentido!
¿Y tú? ¿Qué mejoras harías en tu lugar de trabajo? ¿A qué esperas?
Recuerda… LA VIDA ES HOY.
By Marta Pintado